sábado, 31 de julio de 2010

a un sueño perdido de mi vieja novela de piratas


Descansás en paz


querido pirata

recién ahora me doy cuenta


hace rato

que te resistís a que reformule

el mínimo pelo de tu bigote


rodeado de fantasmas

y tus grandes amores

y tu barco como un ramo de crisantemos

a punto de estallar

vivís en el cielo de los sueños


y hoy te traigo flores

te las dejo en las hojas que ya no respiran tu vida


te las dejo con amor en mi memoria

y en mi voluntad cansada

y en la certeza de que esto no es rendirme


te desprendo de mi barco y te lanzo al agua

como hace todo pirata que recién aborda un barco

hay que tirar todo lo que pesa y ya no es útil

como se hace con los muertos en alta mar


yo también tengo otros mares que recorrer

y cada vez que llego a una costa,

limpio las bodegas con vinagre

como lo hacías vos y como Drake


ya no hay dolor en esta despedida

tu viento salado todavía hincha mis velas.



jueves, 15 de julio de 2010

Buena suerte

Iba caminando por la calle, y cuando camino todo es grande a mi alrededor, la vista se me vuelve gorda. Pero en un instante, miro para ver dónde pongo el pie al subir a la vereda. Y ahi está. Hay una

pequeñísima

moneda

5 centavos nomás

sunny side up

tengo que tomar del piso todas las monedas que encuentro en mi camino?

No lo creo.

Pero esta sí la quiero

porque es chiquita

porque tiene el sol.

Ahora ya no está más en el asfalto.

Está en mi bolsillo.

sábado, 3 de julio de 2010

Copo

El enemigo acecha. El miedo te patea el talón de Aquiles. La angustia te mete los dedos en la garganta. Tus ojos no pueden ver más allá de las pestañas. Tenés hambre. El estómago se anuda en las rodillas mientras el corazón te enferma la sangre que llega hasta tus dedos. Esto es una calle cortada por un bache inundado por la lluvia y vos con zapatos nuevos. Te espera algo peor que la muerte, algo menos definido e incómodo. Cerrás los ojos. No podés defender tu destino. No lo podés mirar a los ojos. No creés que sea tuyo.



Pero cae un copo de nieve.

El primero.

Se desliza por el aire, minúsculo, sus puntas podrían ser destruídas ante la sola presencia del bache, con una sola mirada tuya.



Aterriza sobre el párpado. Se acunan las aristas frescas entre las pestañas.



Silencio.



Era verdad, cuando cae el primer copo de nieve todo se silencia.



Otro copo. Y otro copo. Y otro con forma de estrella. Y otro como un castillo de cristal, otro con acículas de hielo.



Algo frío se cuela entre los dedos de los pies. Cosquillas.



Sacar la lengua para tocar los copos es algo que siempre quisiste hacer.



Está detenido el tiempo.

Tus zapatos están relucientes.



Para cruzar el bache, te tendrás que ensuciar.