miércoles, 30 de marzo de 2011

Reflexiones genealógicas III

Qué hacer con las críticas que circulan? Qué hacer con daños serios que ciertos miembros de la familia ejercieron contra otros? Cómo se cuenta?

Todo esto podría ser una suerte de ejercicio espiritual...

martes, 29 de marzo de 2011

Quiero ser tu taza rubia

Quiero ser tu taza rubia
y contener tus deseos
calentitos
para que los bebas en la merienda.

Ellos las prefieren rubias
(ellas también)
y yo
que soy taza
soy tu taza
pensame rubia.

Grabame tus deseos en el borde
quiero acunar
tus impulsos
tus ganas
que implosionan.

Quiero
contener
tus lágrimas
de cuando te quedaste
sin tazas de té.
(soy taza de café)

Quiero ser tu taza
porque
una taza
reemplaza
muchas cosas.

A la angustia
al amor
al tacto
a la madre
al padre
al coraje
al amigo a la amiga al novio o novia
que existe o que no existe
al colectivo
a la distancia
a los ladrones
a las diferencias
a los celos
a la ignorancia
a la vergüenza.

Quiero contener todo
total ni sé qué tengo en mis paredes
porque
soy taza
y gracias
que sé que soy una taza.

Quiero que me digas
si soy linda
si estoy rajada
que me guardes
que me limpies
que tengas las llaves de mi alacena.

Tirame cuando quieras
desquitate
porque
después de todo
yo tengo la culpa
por eso de confundir

el contenido y el continente
soy todo lo que contengo
soy tu taza al borde de la mesa.

Revoleame o me revoleo yo.

Reflexiones genealógicas II

Al escribir sobre mis parientes, sus grandes habilidades, sus circunstancias, amores y vicios son mucho más que eso, y a la vez mucho menos que eso. Las borracheras no son tan malas, los amores no son tan grandes, las habilidades no son tan maravillosas. Pero a la vez sí. Elijo arbitrariamente un hilo para unir todo eso, las pinceladas de las vidas que me anteceden. Con cada palabra siento que todo empieza a cobrar un sentido. Para mi. Tengo dos familias. La de carne y hueso, y la que está impresa en mi cabeza. Es más, tal vez tenga más familias. La del alma, la del corazón, la del recuerdo. O, tal vez esa multiplicidad no sea más que una sola cosa.

viernes, 18 de marzo de 2011

Reflexiones genealógicas I

Es más fácil contar la historia de parientes lejanos en el tiempo, a quienes no conocí, por pocos datos que tenga, que contar la de los que conocí en vida.

Muchos hechos en la vida de mis ancestros -y en la mía, y en la vida de todo el mundo, por qué no- se dieron de manera simultánea y entreverada, dispersa, conectada y desconectada a la vez. Al escribir tengo que hacer un recorte, tengo que resaltar y privilegiar algunos aspectos sobre otros. Una delicada limitación.

Pensándolo bien, tal vez no tenga que tratarse de una limitación, tal vez logre potenciar la historia en vez de limitarla, reflejar un poco el espíritu de mis ancestros con pocas palabras elegidas con el debido respeto.

En este proceso de escritura siento que no estoy trabajando con un texto sino con un ser vivo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Diez razones para escribir, por Roland Barthes

1) por una necesidad de placer que, como es sabido, guarda relación con el encanto erótico;
2) porque la escritura descentra el habla, la persona, y realiza un trabajo cuyo origen es indiscernible;
3) para poner en práctica un “don”, satisfacer una actividad distintiva, producir una diferencia;
4) para ser reconocido, gratificado, amado, discutido, confirmado;
5) para cumplir cometidos ideológicos o contra-ideólogicos;
6) para obedecer las órdenes terminantes de una tipologia secreta, de una distribución combatiente, de una evaluación permanente;
7) para satisfacer a amigos e irritar a enemigos;
8) para contribuir a agrietar el sistema simbólico de nuestra sociedad;
9) para producir sentidos nuevos, es decir, fuerzas nuevas, apoderarse de las cosas de una nueva manera, socavar y cambiar la subyugación de los sentidos;
10) finalmente, y tal como resulta de la multiplicidad y la contradicción deliberadas de estas razones, para desbaratar la idea, el ídolo, el fetiche de la Determinación Única, de la Causa, y acreditar el valor superior de una actividad plural, sin causalidad, finalidad ni generalidad, como lo es el texto mismo.